La ciencia (positiva) en la arquitectura
Siempre
fue interesante en Arquitectura tener una idea razonable de algunas partes de
la física: Estática, oscilaciones, las leyes del calor, la luz y la estructura
de la materia.
Pero hoy,
a parte de las epidemias recurrentes, tenemos un problema muy importante: El
ascenso de las temperaturas en el planeta y como consecuencia del mismo, el
cambio de la circulación atmosférica, que llamamos, resumiendo en exceso, el
cambio climático.
Esta
subida actual de temperaturas, cuando de forma natural tenían que estar
disminuyendo en esta etapa geológica, se debe, sin duda alguna, al aumento de
la concentración de gases de más de dos átomos en la atmósfera, producidos
esencialmente por la quema masiva de combustibles fósiles.
Ahora,
¿donde y por qué se emiten masivamente
esos gases?
La
población humana de la Tierra vive, en un 54.5% camino de un 60% en 2030, en
núcleos urbanos. Esto se traduce en 4100 millones de personas. El
acondicionamiento térmico, las funciones domésticas, la iluminación, y los
aparatos eléctricos suponen un consumo energético de mucho más de ese
porcentaje del consumo global, que en 2018 fue de 109.600 Terawatios hora (un
terawatio hora es mil millones de kilovatios hora) es decir, una media de 0.20
euros el kwh, alrededor de 22 billones españoles de euros, 22 veces el PIB
español.
Es claro,
por tanto, que la arquitectura, y el urbanismo, tienen una inmensa
responsabilidad de cara a reducir ese consumo energético.
Por lo
general, las demandas de calefacción y de refrigeración suponen hoy, alrededor
del 40% del consumo energético de los edificios, la movilidad entre núcleos urbanos un 40% del consumo total de energía, y la fabricación de
cemento y ladrillos, alrededor de entre un 6 y un 9% de ese consumo.
Es claro y
evidente que si queremos reducir la quema de combustibles fósiles, debemos
reducir la demanda energética, y cambiar el origen de la energía empleada de
los combustibles fósiles a sistemas eléctricos.
No es tan
difícil: Los edificios construidos hasta, digamos 2010, tienen aislamientos
térmicos muy defectuosos, cuando disponen de ellos. Es preciso que una parte
importante de la carrera de Arquitectura se dedique a las técnicas existentes
hoy día para reducir los flujos de energía en forma de calor a través de los
cerramientos, muros y ventanas. No solo aislamientos, sino nuevos diseños.
Los
edificios deben estar dotados del máximo de captura de energía solar, térmica y
fotoeléctrica que sea posible, en tejados y fachadas.
Adicionalmente,
se precisa repensar la estructura de las ciudades, y la necesidad inevitable,
hoy, de traslados diarios masivos, una parte considerable de ellos, en
vehículos de combustibles fósiles.. Un nuevo diseño urbano debe reducir de
manera notable la necesidad de esos traslados.
Por
último, aunque quizás no se responsabilidad directa de la Arquitectura y el
Urbanismo, debe pensarse como reducir de manera sustancial la necesidad del
tren constante de camiones que trasladan material a lo largo de grandes
distancias entre los núcleos urbanos.
En
resumen, repensar un poquito la carrera de Arquitectura y Urbanismo, y lo que
queremos que aprendan los alumnos de esta carrera.
Antonio
Ruiz de Elvira es catedrático de Física de la Universidad de Alcalá.
Muy de acuerdo. Muy interesante
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