APRENDER, ES AVANZAR EN CUALQUIER OCASIÓN, APROVECHAR LA OPORTUNIDAD



por Fernando da Casa Martín, 

Una constante de nuestra civilización, es olvidar los aprendizajes precedentes. En ocasiones por cuestiones políticas, los vencedores anulan las decisiones tomadas por los que las tomaron. En otras simplemente el paso del tiempo hace que se olviden las razones que llevaron a una determinada sociedad a realizar cada cosa de una determinada manera. Se siguen haciendo las cosas “porque así se hacen siempre”, y sin recordar el que llevó a hacerlas así.

A lo largo de la historia de la Arquitectura, y de sus modos de hacer, esto es una cuestión que se repite en múltiples ocasiones. No podemos olvidar que el gótico, fue uno de los periodos de mayor avance en lo que a aspectos constructivos y estructurales se refiere. El renacimiento por el contrario, a pesar de ser uno de los periodos más ricos en lo que a Arte se refiere, en el ámbito constructivo y estructural de su configuración, no tiene un aporte, e incluso algunos autores consideran un cierto retroceso a modelos anteriores. A la utilización de sistemas constructivos probados (romanos), pero sin conocer los motivos de su origen. Como dijo Oscar Wilde, “si nunca se habla de una cosa, es como si no hubiese sucedido”. El conocimiento implica analizar todos estos aspectos para seguir avanzando.


LA CONTRIBUCIÓN DESDE EL ÁMBITO DE LA ARQUITECTURA

En los momentos actuales de crisis sanitaria que estamos vivienda, la sociedad demuestra, entre otras cosas, sus mejores habilidades y mejores capacidades. Queda mostrado claramente en el ámbito de la sanidad, en el ámbito de los servicios esenciales, y en general por la ciudadanía.


La Universidad de Alcalá, contribuye con la cesión de sus instalaciones como el polideportivo como hospital de campaña, la cesión de su conocimiento para fabricar equipos para la desinfectación masiva, la fabricación de mascarillas con las impresoras 3D, así como de sus capacidades de fabricación de gel hidroalcohólico. 

Y ello sin olvidar la capacidad de sus equipos de investigación, tanto de tecnología aplicada a los equipos sanitarios, como para avanzar en el ámbito de las vacunas, o los medicamentos. Y todo ello al servicio de la Sociedad. Las Universidades pueden, y deben ser un ejemplo de buenas prácticas en todo su trabajo para el conjunto de la sociedad.
Lo cierto es que desde nuestro ámbito de estudio, la Arquitectura y la Edificación, nuestra aportación no es de carácter inmediato, pero sí que es factible. Para ello, nada mejor que seguir la máxima Kenendiana de “no pienses lo que tu país puede hacer por ti, sino en lo que tú puedes hacer por tu país”, y en nuestro caso hay que responder a ¿Qué podemos hacer para ayudar en nuestro ámbito?.


NO OLVIDAR EL PUNTO DE PARTIDA: EL APRENDIZAJE DE LO SUCEDIDO, UNA OPORTUNIDAD

Ante cualquier circunstancia, es positivo analizar las consecuencias de lo acontecido. Debemos considerar que una determinada construcción ha “fracasado”, o ha sido una actuación “errónea” cuando no ha podido cumplir los requisitos o funciones para las que fueron concebidas.

Los casos en los que esto ocurre son de gran interés para su estudio y análisis, ya que cada fracaso comporta, en sí mismo, una valiosa enseñanza adquirida a un alto precio. Este tipo de análisis no es muy habitual y entonces se hace más patente una cita de 1945, de un Ingeniero Civil americano (Hardy Cross): “El mal no es errar, es humano. Lo triste es no obtener beneficio de los fracasos y que, por orgullo personal, se pierda para siempre tanta enseñanza potencial”.

Pero en ocasiones, no es necesario un fracaso, entendido de ese modo. Ante determinadas circunstancias los edificios no responden a los requerimientos que se plantean en un momento de modo circunstancial. En este caso, es una primera oportunidad para nuestra participación.

Analicemos lo sucedido. Mirémoslo con otros ojos, desde la perspectiva de los profesionales de la Arquitectura y la Edificación. Debemos plantearnos una profunda reflexión, libre de ataduras, para que las ideas fluyan frescas. Para poder iniciar este proceso nos debemos plantear las preguntas a las que debamos responder. Cuestiones como:

·        ¿Qué conclusiones podemos sacar de lo sucedido?
·        ¿Cómo afecta al proceso de diseño de los edificios residenciales?, ¿y a los asistenciales?, y a los de servicios?, (ante las implicaciones sanitarias, o las consecuencias del confinamiento)
·        ¿Cómo afecta al proceso constructivo? (por la paralización de las obras, o en los modos de hacer en las que han continuado)
·        ¿Habría “sistemas constructivos” que hubieran favorecido una mejor estancia durante el “confinamiento”?

Y todo ello sin entrar en cómo afecta al proceso formativo, por las clases que se han improvisado en modelo al que nos hemos visto abocados todos.

Tenemos que ser conscientes de que determinados cambios, de calado profundo pueden ser inaplicables o a muy largo plazo, pero sin embargo pueden dar pie a obtener ideas, conclusiones de aplicación progresiva, de aplicación a bajo coste o implicación, que puedan ser adoptados de forma fácil en el actual parque inmobiliario.

Para poder aprender de la experiencia, la clave de la innovación es “provocar” ideas nuevas.

 Paraninfo de la Universidad de Alcalá.

La Universidad de Alcalá, desde su origen tiene una clara función como prestadora de Servicios a la Comunidad. El potencial humano de sus estudiantes aporta la frescura de las mentes no influenciadas por el devenir profesional y con capacidad de reflexión más abierta, a pesar de su inexperiencia. Los profesores, y como entidad la propia Universidad tienen su potencial papel como centralizador del cambio (estimulador de políticas, campo de pruebas, medio de difusión y generador de formación). Todo ello se constituye en el elemento dinamizador de la sociedad, para, por y con ella.

Fernando da Casa Martín es Catedrático de Escuela Universitaria de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Alcalá

Comentarios

Entradas populares